Monasterio de Santa Catalina
La que constituye la más pequeña diócesis del mundo es al mismo tiempo el más antiguo convento cristiano todavía existente y que es también la más rica colección de iconas y preciosos manuscritos del mundo.

Las primeras noticias del monasterio de Santa Catalina las hallamos en las crónicas del patriarca de Alejandría, Eutychios, vivido en el siglo IX: nos cuentan que Elena, madre del emperador Constantino, quedó muy surprendida por la sagralidad de estos lugares y en el 330 ordenó la construcción de una pequeña capilla en el lugar en el que se encontraba el espinar ardiente. La capilla fue dedicada a la Virgen.

El emperador Justiniano ordenó, en el 530, la construcción de una basílica mucho más grande, la que sería la Iglesia de la Transfiguración. Fue entonces que el convento asumió el aspecto de macizia fortificación que todavía lo caracteriza.
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