El Rio Nilo
El Nilo se extiende por 6.500 kilómetros, desde la región de los grandes lagos africanos hasta el Mediterráneo. Sus fuentes quedaron desconocidas hasta el siglo XIX: hoy día han sido identificadas con el río Nyava-rongo, un afluente de otro río que desemboca en el lago Victoria.
El Nilo se dirige hacia el norte atravesando inmensas sabanas ricas de bosques y aguazales, luego recoge por la izquierda las aguas del Bahr el-Ghazal (río de las Gacelas) que procede de las regiones del Darfur y del Congo, y por la derecha las del río Sobat, del Nilo Azul (Bahr el-Azrak) y del Atbarah, que bajan de las mesetas abisinias. Choca luego con la barra calcárea del Sahara e, interrumpido por las cataratas en su curso quieto y regular, se dirige lentamente hacia el Mediterráneo sin recibir ningún otro afluente. Egipto propiamente dicho no es sino la parte septentrional de este valle, que se extiende en sentido longitudinal desde la catarata de Asuán hasta el mar. De Asuán a las ruinas de Tebas se estrecha el valle, cerrado a los lados por montañas rocosas; pero de Tebas a El Cairo se hace notablemente más ancho.
El rio Nilo en Egipto
En El Manach el Nilo se divide en dos ramas, la principal de las cuales es la oriental, que más se asemeja a un lago sinuoso que a un verdadero río, salpicado de numerosos islotes, las orillas moteadas de datileras, acacias, sicómoros o cubiertas de campos de cebada, de trigo y de alfalfa. Tan pronto el Nilo se deja atrás El Cairo, también desaparecen las montañas que hasta entonces le habían acompañado. Los montes arábicos y líbicos se alejan progresivamente hasta perderse a lo lejos, los unos en los confines del Mar Rojo y los otros en el litoral del Mediterráneo, al oeste de Alejandría. En el Delta, vasta planicie de forma triangular, numerosos canales unen la rama de Re-chid (Roseta) con la de Damieta (o Dumiat).
Todos los años, después de las lluvias torrenciales que azotan las montañas de Etiopía y las regiones de los lagos ecuatoriales, el Nilo va hinchándose hasta desbordar e inundar todo el valle en pocos meses. A fines de abril la crecida alcanza la capital del Sudán, Jartum, y a través de Nubia, llega a Egipto propriamente dicho entre fines de mayo y principios de junio. Hasta octubre el Valle está cubierto por la benéfica capa de limo depositada por la crecida, la que se retirará completamente sólo a principios de diciembre. Esta inundación periódica ha permitido a Egipto poseer una flora y una fauna muy ricas. Crecen en el país árboles maderables, numerosas especies de acacias y de sicómoros, tupidos bosques de palmeras y muchas plantas acuáticas, como el papiro y el loto. El Nilo y sus lagos son muy ricos de peces. Ya en el tiempo antiguo conocían los Egipcios la mayor parte de los animales domésticos; y, por el contrario, hay muchas especies de animales salvajes que han desaparecido en el curso de los siglos. No hay más leones ni grandes felinos, como el leopardo y la onza; y el hipopótamo no vive más en el Delta, ya desde fines del siglo XVI, refugiándose con el cocodrilo más allá de las cataratas desde que aparecieron los botes de vapor. Sin las crecidas del Nilo todo el valle egipcio sería un estéril desierto y por eso vale hoy todavía lo dicho por el gran Herodoto, que "Egipto es un don del Nilo".
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Ole tú
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