Isla de Filae
En medio de un escenario evocador de rocas graníticas, la isla sagrada, dominio de la diosa Isis, alza sus columnas y sus pilares hacia el cielo apacible, y por ello el espectador tiene la impresión de encontarse frente a un paisaje irreal.
El templo de Filae es, con el de Edfu y el de Dendera, uno de los tres templos ptolemaicos mejor conservados. Una vez construido en 1904 el primer embalse de la primera catarata, el templo quedó sumergido por las aguas del Nilo durante casi todo el año. Sólo podía visitarse en el mes de Agosto, el solo período en que abríanse las esclusas para evitar la presión excesiva de la crecida.
ISLA Y TEMPLO DE FILAE
Al momento de construir la gran presa de Asuán, el templo fue desmontado, transportado y vuelto a montar como antes, pero en la isla Egelika, 150 metros más al norte. El culto de Isis en la isla de Filae databa de tiempos muy remotos. Por tradición, todo Egipcio debía hacer una romería a Filae al menos una vez al año. Filae es la más pequeña de las tres islas en que termina al sur el grupo de rocas que forman la primera catarata. Mide 400 metros de largo por 135 de ancho. El conjunto monumental del santuario dedicado a la diosa está concentrado al sur de la isla, pues los antiguos Egipcios creían que la milagrosa y beneficiosa inundación del Nilo tenía comienzo en aquel lugar.
En 535, cuando Justiniano terminó de evangelizar Nubia, el obispo Teodoro transformó el templo en una iglesia consagrada a San Esteban.
La punta sur del islote está ocupada por el templo de Necta-nebo I, en forma de pequeño pabellón sostenido por catorce columnas hatóricas. También a Nectanebo I se debe la construcción del primer pilón del templo de Isis, cuya parte inferior está decorada con una gran escena que representa al faraón Ptolomeo XIII ofreciendo en sacrificio enemigos cautivos a los dioses Hathor y Horus.
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