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Ciudad de Asuan

Ciudad de Asuan


La actual ciudad de Asuán está situada en el lugar en que se encontraba el antiguo mercado de la ciudad de Abu (que los Griegos nombraron Elefantina, o sea "isla de los elefantes"). En la antigüedad su nombre era Siene, capital del primer nomo del Alto Egipto. De sus numero­sas y ricas canteras se extraía la sienita, el granito rosado am­pliamente utilizado en la cons­trucción religiosa para labrar obeliscos, esculpir colosos o eri­gir templos. Las canteras eran todavía en actividad en época romana.

Fue a Siene que el poeta Juvenal fue enviado en exilio por el emperador Tiberio. Otra curiosidad de la región era la presen­cia de un pozo cuyas paredes, por la proximidad del trópico, estaban alumbradas por los rayos del sol un solo día del año: el del solsticio de verano.


La necrópolis, que cuenta con unas cuarenta tumbas del tercer milenio, está excavada en el cerro Tabet el-Haua ("cima de los vientos"), en la orilla occi­dental del Nilo. Para subirse a los hipogeos, pequeños templos funerarios en su mayor parte ornados de terrazas, columna­tas, puertas y ventanas, hay que pasar por escaleras angostas y empinadas. Las tumbas, situa­das unas en cima de otras, dan por tanto la impresión exacta de una ciudad rupestre. Numero­sos hipogeos fueron destruidos o incendiados por los Coptos cristianos, los que construyeron un monasterio fortificado en la cumbre del cerro. Pero este monasterio fue a su vez derri­bado durante una correría que hizo el ejército de Saladino. Es en este sitio que también se encuentra el célebre Mausoleo del Aga Khan, fallecido en 1957. También hay que hablar de la presa de Asuán, la "barrera con­tra el hambre de Egipto".


HISTORIA DE LA CIUDAD DE ASUAN


El proyecto fue estudiado por la U.R.S.S. La construcción empe­zó en el mes de Enero de 1960 y el 14 de Mayo de 1964 las aguas del Nilo fueron dirigidas al canal de derivación. La presa provocó la formación de un lago artifi­cial, el lago Nasser (500 kilóme­tros de largo con 157.000 millo­nes de metros cúbicos de agua, el segundo del mundo después del construido sobre el Zambese), resolviendo gran parte de los problemas de la economía egip­cia.


En efecto, el drama de Egipto podía resumirse en dos cifras: una superficie total de 900.000 kilómetros cuadrados con sólo 38.000 kilómetros cuadrados (vale decir poco más del 4%) cul­tivables. Con la presa no sólo se aumentaba la superficie cultiva­ble, sino que podía también lle­varse a efecto un programa de irrigación e incremento de la producción anual de electricidad. Esto sin embargo compor­taba la pérdida definitiva de todos los monumentos de inesti­mable valor histórico y artístico situados en el territorio cubierto por el lago, que habrían quedado sumergidos por las aguas. El mundo entero quedó real­mente sin aliento, en tanto que se cumplía una increíble opera­ción de salvamento.

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