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Monumentos del Cairo

Monumentos del Cairo


Durante el período predinástico, en Egipto existían dis­tintas confederaciones guiadas por caudillos o pequeños soberanos. La capital del Bajo Egipto era Buto; la del Al­to Egipto, Nekhet: Con la unión de los dos reinos bajo Narmer, la ciudad de Menfis se convirtió en la primera ca­pital del Egipto unificado.


La capital fue desplazada varias veces a lo largo de los siglos hasta que, con la llegada de Alejandro Magno (332 a.C), se la trasladó al oeste del Delta, a Alejandría, y allí quedó durante todo el período tolomeico y romano. Cuando en Egipto se introdujo el Is­lam se fundaron distintas capitales, todas de clara impron­ta militar, que con el tiempo se fusionaron formando una sola ciudad. En 969 se fundó la nueva ciudad de El-Káhi-ra - actual El Cairo - cuyo nombre significa "la Victorio­sa", que a partir de ese año se convirtió en capital de Egip­to y centro del Islam.

Los Grandes Monumentos del Cairo


La nueva ciudad se desarrolló ve­lozmente: durante la época ayubí se levantó la Ciudadela y se emprendió la construcción de una gran muralla para proteger El-Káhira. La época de los Mamelucos (de 1250 a 1517) representó para El Cairo un importante período de construcción y urbanización, continuado por los Otoma­nos que favorecieron, además, importantes actividades co­merciales. Durante el reinado de Mehemet Alí y de sus sucesores, la ciudad siguió expandiéndose. Después de la re­volución de 1952 y con la reactivación económica de los años sesenta, El Cairo conoció un importante desarrollo demográfico. El gran centro urbano cuenta hoy con más de doce millones de habitantes, y es la más populosa de las ciudades africanas. Es, además, un importante centro polí­tico, cultural y económico del Oriente Medio.

Saquara

Saquara


La necrópolis de Saquara, con sus ocho kilómetros de superfi­cie, es la más extensa de todo Egipto. Es también la más importante desde el punto de vista histórico, pues allí están representadas todas las princi­pales dinastías, desde la primera hasta las de las épocas ptole-maica y persa.

El dios Sokar, de que deriva el nombre de la localidad, frecuen­temente representado de color verde y con cabeza de gavilán, era el patrono de la necrópolis. En el centro de la necrópolis levantábase el conjunto funera­rio de Zoser, fundador de la III dinastía, con su gran pirámide de gradas dominando la ciudadela, alrededor de la cual esta­ban agrupadas otras pirámides y mastabas, representativas de las diversas épocas. Para bien entender la importancia y la ori­ginalidad de esta pirámide de gradas, hay que hablar primero de la mastaba, palabra que en idioma arábico significa "ban­co".


NECROPOLIS DE SAQUARA


La mastaba era la sepultura de los nobles y de los dignatarios de corte. Era un rectángulo con paredes ligeramente inclinadas. Zoser fue el primer soberano que confió a un arquitecto la construcción de un monumento funerario grandioso. Imhotep (cuyo nombre grabado en jero­glíficos ha sido hallado en la base de una estatua de Zoser) fue pues el primer arquitecto de la historia y su obra genial la primera pirámide funeraria del mundo. Imhotep era también un Gran Sacerdote y un ilustre médico: tan genial que dos mil años más tarde los Griegos lo divinizaron con el nombre de Esculapio. ¿En qué consiste pues la invención de Imhotep? Sencillamente, en que construyó una gran mastaba, a la que sobrepuso una pirámide de cua­tro gradas. Luego apoyó a la cara oeste de la mastaba la pirá­mide definitiva de seis gradas. Algunos siglos más tarde los Sumerios debían perfeccionar este tipo de construcción edifi­cando el zigurat, o torre esca­lonada.


Con sus 62,50 metros de altura, esta pirámide era también originalmente revestida de piedra lisa, de la que no ha quedado rastro alguno hoy día. Al lado de la pirámide pueden verse los restos de la "Casa del Sur", de la que sólo quedan dos colum­nas acanaladas, asombrosa anticipación de las columnas dóricas. Encuadran asimétricamente un pórtico coronado por un magnífico friso transver­sal ornamentado con un motivo de nudos sagrados protectores del futuro (friso de Kherkern).


Al sur de la pirámide de gradas se encuentra la pirámide de Unas, último faraón de la V dinastía. El principal interés de este monumento de pequeñas dimensiones (menos de 60 metros de lado) que ya se caía en ruinas en el año 2000 a. de J.C., es el de conservar una gran parte del Texto de las Pirámides, o sea la primera colección de textos mágicos-religiosos escritos en tiempo del Antiguo Imperio, que aseguraban protección al faraón difunto en el otro mundo. Grabado en jeroglíficos pintados de verde, empieza en el pasillo y luego corre a lo largo de las cuatro paredes de la cámara funeraria.

Canteras de granito en Asuan

Canteras de granito en Asuan


Las antiguas canteras de granito, a unos dos kilómetros de la ciudad, se extienden por más de seis kilómetros a partir del río. Unas ranuras espaciadas regularmente en la pared de sienita indican cómo se extraían los bloques de piedra.


En efecto, aquellas ranuras delimitaban los bloques que debían extraerse y en ellas se clavaban cuñas de madera que luego se mojaban. La madera hinchándose reventaba, partiendo la piedra en la dirección de la ranura. Se producían así bloques lisos y regulares, ya listos para ser pulidos.

Allí cerca es visible el célebre "obelisco incompleto", el que hubiera medido 41 metros de alto y pesado 1267 toneladas. Quería erigirlo la reina Hachesut; pero varias grietas aparecieron en el bloque y ésta es la razón porque no fue despren­dido de la roca circunstante.