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Templo de Kom Ombo

Templo de Kom Ombo


Situada entre Edfu y Asuán, Kom Ombo es la antigua Pa-Sobek, es decir "la casa de Sobek", el dios cocodrilo venerado desde antes de la primera dinastía.


En Kom Ombo hay imponentes vestigios de un templo de planta única en su género: trátase en efecto de un templo doble, formado por dos tem­plos yuxtapuestos. El templo de derecha es dedi­cado a Sobek, el dios de la fertilidad, considerado también el creador del mundo; el de izquierda es dedicado a Haro-Eris, vale decir "Horus el Grande", el dios solar guerrero. También este templo fue construido por los Ptolo-meos, quienes una vez más readaptaron completa­mente un templo antiguo edificado por Tutmosis III.

TEMPLO DE KOM OMBO EN EGIPTO

Los dos templos estaban rodeados por una muralla con dos portales que se abrían hacia el Nilo. En la sala hipóstila, a más de dos hileras de columnas, había una hilera central que dividía los dos templos en forma muy original. Al contrario, los santuarios internos eran comple­tamente separados por medio de una doble pared.

Templo de Ramesseum

Templo de Ramesseum


Ramesseum es el nombre que se le dio en el siglo pasado al tem­plo complejo que Ramsés II mandó construir entre el desier­to y el pueblo de Gurnah. Al mismo Diodoro de Sicilia le había admirado la complejidad y la magnificiencia arquitectó­nica del edificio. Desgraciada­mente, sólo pocas ruinas quedan hoy del templo: los pilares de la fachada de la sala hipóstila, a los que se apoyan las estatuas que representan al faraón con los rasgos de Osiris (llamados por tanto pilares osiriacos) y, tal como un enorme gigante derri­bado, la estatua de sienita de Ramsés II sentado en su trono, que debía de medir entonces 17 metros de alto y pesar unas 1000 toneladas, y que hoy está hecha añicos.

Las decoraciones que adornan el templo relatan una vez más las hazañas del faraón contra los Hititas. Pero hay también escenas que ilustran las fiestas que se celebraban en el primer mes de verano, consagradas a Min, dios prehistórico de la fecundidad, en honor del cual el faraón debía sacrificar un toro blanco. En una de las murallas de la sala hipóstila hay otra decoración interesante e insólita, en que figuran los hijos y las hijas de Ramsés en procesión de doble fila, alineados según el orden de nacimiento. Al decimoctavo puesto está Mineptah, quien sucederá a Ramsés en el trono egipcio.

Templos egipcios

Templos egipcios


Hacia fines del tercer milenio a.C. se pierden los rastros del espléndido Palacio-castillo, sea como solución estéti­co-arquitectónica, sea como solución volumétrica de blo­que único con el sector destinado a vivienda del soberano y las dependencias de carácter público.

Con el segundo milenio las exigencias se vuelven más complejas; el impe­rio cada vez más vasto exige mayor prestigio e instrumen­tos directivos más articulados. Todo el palacio está ahora destinado a sede oficial del rey y de su corte. Sede del po­tente señor del mundo, del dios en la tierra, la mansión se vuelve similar a un templo.


Principales templos egipcios


La sala central es ahora una sa­la hipóstila, es decir, una "selva" de gigantescas columnas que conduce a la sala del trono, también columnada.


Al la­do se abren el "Salón de fiestas" y los locales accesorios para la corte y los servicios; delante, un gran atrio con co­lumnas o pilares. Toda la riqueza y la monumentalidad del conjunto se concentra en el eje que va desde el atrio de en­trada hasta la sala del trono. Todo está distribuido ahora como en el templo, donde en lugar de la sala del trono se encuentra la capilla de la divinidad.