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Templo de Ramesseum

Templo de Ramesseum


Ramesseum es el nombre que se le dio en el siglo pasado al tem­plo complejo que Ramsés II mandó construir entre el desier­to y el pueblo de Gurnah. Al mismo Diodoro de Sicilia le había admirado la complejidad y la magnificiencia arquitectó­nica del edificio. Desgraciada­mente, sólo pocas ruinas quedan hoy del templo: los pilares de la fachada de la sala hipóstila, a los que se apoyan las estatuas que representan al faraón con los rasgos de Osiris (llamados por tanto pilares osiriacos) y, tal como un enorme gigante derri­bado, la estatua de sienita de Ramsés II sentado en su trono, que debía de medir entonces 17 metros de alto y pesar unas 1000 toneladas, y que hoy está hecha añicos.

Las decoraciones que adornan el templo relatan una vez más las hazañas del faraón contra los Hititas. Pero hay también escenas que ilustran las fiestas que se celebraban en el primer mes de verano, consagradas a Min, dios prehistórico de la fecundidad, en honor del cual el faraón debía sacrificar un toro blanco. En una de las murallas de la sala hipóstila hay otra decoración interesante e insólita, en que figuran los hijos y las hijas de Ramsés en procesión de doble fila, alineados según el orden de nacimiento. Al decimoctavo puesto está Mineptah, quien sucederá a Ramsés en el trono egipcio.

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